El sábado 18, luego de casi seis días de huelga el ministerio de trabajo dicta la conciliación obligatoria con todos los despedidos adentro. Esta conciliación obligatoria es el resultado de la tenacidad y disposición a la lucha de los trabajadores de Fargo.
Desde el inicio hasta el final de la huelga, la patronal, la burocracia sindical y el ministerio intentaron por todos los medios derrotar a los trabajadores. A horas de iniciada la huelga, el domingo 12, la patronal intenta extorsionar a los delegados para que firmen un acta convalidando los cinco despidos de ese día a cambio de la “promesa” de no despedir mas trabajadores. Esta “oferta” patronal se mantenía siempre y cuando la huelga fuera levantada. Las primeras asambleas de fábrica (turno noche, mañana y tarde) deciden rechazar la oferta patronal y continuar con la medida de fuerza hasta que ingresen todos los despedidos, la consigna era clara: o entran todos o la huelga sigue.
El martes 14 los despedidos ya son dieciséis y se intenta de nuevo extorsionar y quebrar la lucha en una audiencia en el ministerio de trabajo de San Miguel. Con el argumento de la crisis y de la “intransigencia” de los delegados (por no haber aceptado la “gran oferta” planteada por la patronal el domingo 12), la empresa amenaza con despidos masivos. A los funcionarios del ministerio de trabajo y al STIA no se les movió un pelo ante la extorsión de la patronal. Los delegados y los cuatro veedores de base rechazan la extorsión y proponen ante el argumento de la crisis repartir el trabajo existente entre el plantel obrero existente sin afectar el salario .Esa misma tarde se realiza una asamblea en la planta donde se decide seguir con el paro. De a poco la asamblea se iba convirtiendo en el órgano de toma de decisiones
Con el correr de los días la patronal redobla la apuesta y despide más trabajadores. La huelga logra quebrar los diques impuestos por la burocracia. La noticia se difunde por todo el distrito de Moreno ganando plana en los principales medios de comunicación de la zona. Delegaciones obreras de diferentes gremios, sindicatos, organizaciones populares y partidos políticos llevan su solidaridad a los trabajadores de Fargo. La carpa del “aguante” así llamada e instalada por los trabajadores se va transformando en un centro de reagrupamiento del activismo obrero de la zona.
El jueves 16 el ministerio de trabajo se presenta en la planta. Fracasa nuevamente la audiencia. Los funcionarios del ministerio y la burocracia presionan a los delegados con el fantasma de los despidos masivos y el cierre de la planta. De nuevo la asamblea de fábrica vota seguir con la lucha a pesar de que la burocracia hizo todo lo posible por mostrar a los delegados y activistas como un “grupo de loquitos que pone en riesgo la estabilidad laboral de 300 obreros”. No funciono ninguna de las maniobras divisorias. La moción de la burocracia de levantar la huelga y negociar los despidos vía ministerio de trabajo perdió por goleada.
Finalmente el sabado 18 mientras los obreros preparaban una serie de iniciativas para profundizar la lucha, como movilizarse al ministerio de trabajo nacional, se dicta la conciliación obligatoria con todos los despedidos adentro.
La conciliación obligatoria es un primer triunfo de los obreros de Fargo, el objetivo de la patronal es ajustar la producción a las necesidades del mercado, es decir, despedir masivamente obreros, reducir salarios y eliminar todas las conquistas conseguidas en estos dos últimos años. La tregua debe servir para sacar las conclusiones necesarias de esta lucha e impulsar una fuerte organización de la fábrica para defender los puestos de trabajo y el salario.
Desde el inicio hasta el final de la huelga, la patronal, la burocracia sindical y el ministerio intentaron por todos los medios derrotar a los trabajadores. A horas de iniciada la huelga, el domingo 12, la patronal intenta extorsionar a los delegados para que firmen un acta convalidando los cinco despidos de ese día a cambio de la “promesa” de no despedir mas trabajadores. Esta “oferta” patronal se mantenía siempre y cuando la huelga fuera levantada. Las primeras asambleas de fábrica (turno noche, mañana y tarde) deciden rechazar la oferta patronal y continuar con la medida de fuerza hasta que ingresen todos los despedidos, la consigna era clara: o entran todos o la huelga sigue.
El martes 14 los despedidos ya son dieciséis y se intenta de nuevo extorsionar y quebrar la lucha en una audiencia en el ministerio de trabajo de San Miguel. Con el argumento de la crisis y de la “intransigencia” de los delegados (por no haber aceptado la “gran oferta” planteada por la patronal el domingo 12), la empresa amenaza con despidos masivos. A los funcionarios del ministerio de trabajo y al STIA no se les movió un pelo ante la extorsión de la patronal. Los delegados y los cuatro veedores de base rechazan la extorsión y proponen ante el argumento de la crisis repartir el trabajo existente entre el plantel obrero existente sin afectar el salario .Esa misma tarde se realiza una asamblea en la planta donde se decide seguir con el paro. De a poco la asamblea se iba convirtiendo en el órgano de toma de decisiones
Con el correr de los días la patronal redobla la apuesta y despide más trabajadores. La huelga logra quebrar los diques impuestos por la burocracia. La noticia se difunde por todo el distrito de Moreno ganando plana en los principales medios de comunicación de la zona. Delegaciones obreras de diferentes gremios, sindicatos, organizaciones populares y partidos políticos llevan su solidaridad a los trabajadores de Fargo. La carpa del “aguante” así llamada e instalada por los trabajadores se va transformando en un centro de reagrupamiento del activismo obrero de la zona.
El jueves 16 el ministerio de trabajo se presenta en la planta. Fracasa nuevamente la audiencia. Los funcionarios del ministerio y la burocracia presionan a los delegados con el fantasma de los despidos masivos y el cierre de la planta. De nuevo la asamblea de fábrica vota seguir con la lucha a pesar de que la burocracia hizo todo lo posible por mostrar a los delegados y activistas como un “grupo de loquitos que pone en riesgo la estabilidad laboral de 300 obreros”. No funciono ninguna de las maniobras divisorias. La moción de la burocracia de levantar la huelga y negociar los despidos vía ministerio de trabajo perdió por goleada.
Finalmente el sabado 18 mientras los obreros preparaban una serie de iniciativas para profundizar la lucha, como movilizarse al ministerio de trabajo nacional, se dicta la conciliación obligatoria con todos los despedidos adentro.
La conciliación obligatoria es un primer triunfo de los obreros de Fargo, el objetivo de la patronal es ajustar la producción a las necesidades del mercado, es decir, despedir masivamente obreros, reducir salarios y eliminar todas las conquistas conseguidas en estos dos últimos años. La tregua debe servir para sacar las conclusiones necesarias de esta lucha e impulsar una fuerte organización de la fábrica para defender los puestos de trabajo y el salario.
- NINGÚN DESPIDO. NINGUNA SUSPENSIÓN. REPARTO DE LAS HORAS DE TRABAJO SIN AFECTAR EL SALARIO.
- NACIONALIZACIÓN Y OCUPACIÓN DE TODA FÁBRICA QUE CIERRE O DESPIDA. CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCIÓN.
- NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA Y EL COMERCIO EXTERIOR BAJO CONTROL OBRERO.
- POR UN CONGRESO DE BASES DE TRABAJADORES PARA ELABORAR UN PLAN ECONÓMICO Y DE DESARROLLO INDUSTRIAL AL SERVICIO DE LAS NECESIDADES DEL PUEBLO.
Patricia Urones (18-07-09)
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