NUESTRA VOTACION REAL EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
No se puede hacer un análisis de nuestra votación al margen de la separación de las boletas que enfrentamos el día de la elección, como consecuencia de una decisión arbitraria de la Cámara Electoral. Diez días antes de las elecciones había dictaminado que la boleta de la Lista 14 del Partido Obrero, que encabezaba Néstor Pitrola, fuera desvinculada de la Lista 257 de Política Obrera, que correspondía a los cargos provinciales y municipales. En el cuarto oscuro, este hecho provocó una descomunal confusión, completamente natural, que se manifestó en la división del voto a nuestro partido e incluso en el voto en blanco o a otras listas de izquierda. La división de las boletas funcionó como un factor destructivo del voto al PO. Los resultados de la Lista 14, que son los que publican los diarios como representativos de nuestro partido, no corresponden a la realidad –están disminuidos en una proporción que es imposible de calcular por las razones apuntadas, pero que en ningún caso son inferiores al 70%– o sea que confirmarían las intenciones de voto sistemáticamente adelantadas por todas las encuestas, que pronosticaron un 1,8 a 2,0 por ciento de los votos válidos.
En este marco, la votación a diputados nacionales al Partido Obrero, arroja, faltando escrutar un 3 por ciento de las mesas, 77.223, lo que representa un 1,07 por ciento. Este nivel de votación no se corresponde con los aumentos de nuestra votación que se manifestaron en todas las provincias sin excepción, ni con la recepción que encontramos en la campaña electoral. A diferencia de la actividad que desplegó el Partido Obrero, sus competidores de izquierda estuvieron borrados de la provincia en toda la campaña, que habían concentrado sobre la Ciudad de Buenos Aires; el contraste con el resto de la izquierda fue abrumador, más marcado que nunca. No es exagerado decir que la izquierda estuvo prácticamente borrada. Tampoco, repetimos, se compadece con las encuestas previas, en particular las referidas la intención de voto en el segundo cordón del Gran Buenos Aires.
Dislocación
La separación provocó un efecto dislocador irreparable. La Lista 257, que es la que reúne los cargos provinciales y municipales, obtuvo menos votos que la Lista 14, cuando normalmente ocurre lo inverso, o, como en el caso de nuestro partido, que tiene una votación homogénea que no conoce excepciones. Este hecho es una primera manifestación de la confusión que tuvo lugar en el cuarto oscuro.
Otro dato fundamental es el que proviene de los relatos de los fiscales. Nosotros reunimos 2.500 fiscales en toda la provincia, de modo que estuvimos en condición de estar presentes al menos en una mesa de votación por escuela al momento del escrutinio. Es decir que si tenemos en cuenta que había 30.000 mesas de votación, la muestra que tenemos es lo suficientemente representativa –y esto en mayor medida en el conurbano, donde tuvimos un fiscal en el 80 por ciento de las escuelas. El informe de los fiscales era coincidente: la boleta 14 aparecía sola, o sea que no estaba acompañada por la 257, en tanto que ésta tampoco venía acompañada por la 14; la reunión de las dos boletas en un mismo sobre era excepcional. Tomamos, simplemente a manera de ilustración, algunos ejemplos de diferentes zonas.
En Lanús, en una mesa en una escuela ubicada en una zona no céntrica: 5 votos en favor de la 14 encabezada por Pitrola y otros 2 sólo para la 257. En la Técnica 6 de Remedios de Escalada, el informe de seis mesas del colegio indica: 17 votos a la 14 y 8 votos para la 257 de Política Obrera. No hubo ningún caso en que las boletas provinieran del mismo sobre. En Berazategui tenemos el siguiente panorama: en una mesa de la escuela 2, hay 4 votos a favor de la 14 y 3 a la 257 en sobres separados; en tres mesas del Politécnico: 4 votos a la 14 y 5 por la 257; cero y 1 a favor de la 257; y 3 a favor de la 14 y 0 por la 257, respectivamente. En dos mesas de la Escuela 44: 3 votos por la 14 y 0 a la 257 y en otra 2 a favor de la 14 y 6 a favor de la 257, todos en sobres separados.
En La Matanza, en una mesa en la escuela EPB 27, de Lomas del Mirador, un informe de dos mesas señala 3 votos a la 14 y 2 a la 257 separados, y en la segunda mesa 4 votos a la 14 y 1 a la 257, también separados, correspondientes a sobres diferentes; en la escuela 165 del Barrio Dorrego de González Catán, 7 votos fueron a la Lista 257 y 5 a la 14. En la 11 de la Laferrere, tenemos 6 votos a favor de la 257 y uno, completo, a favor de la 14. En la EPB 131, de Rafael Castillo, en la mesa 252, apenas 1 voto completo con ambas boletas, 3 a favor de la 14 y 4 por la Lista 257.
En el Oeste, en una mesa de la Escuela 66, del barrio Güemes en Moreno, 4 fueron a la nacional y 2 votos a la 257, por sobres separados en todos los casos. En una mesa de la Escuela 8, de Hurlingham, se constataron 4 votos sólo a la 14 y otros 4 exclusivamente a la 257. Tampoco hubo votos completos. En una escuela privada ubicada en la zona residencial de Morón, el informe de tres mesas indica un voto exclusivamente a favor de la 14 y en las otras dos mesas 1 y 2 votos, respectivamente, con exclusividad a favor de Política Obrera (257).
En la zona Norte, en el caso de Tres de Febrero, de una mesa en la Escuela 14 se informaron 4 votos a la provincial y 4 a la nacional. Siempre por separado. En San Miguel, en la Escuela 23, se da la misma situación en una mesa; es decir, 4 votos a favor de la 14 y 4 a favor de la 257, con la existencia de un solo voto completo (provincial y nacional) en uno de los sobres. En una mesa de la escuela Modelo de Bella Vista: 7 votos a la 257 y 0 a la 14. En la mesa 179 de la Escuela de Belén de Escobar: 8 votos por la 14 y 1 por Política Obrera, todos en sobres separados. En la Media 5 de San Martín, en la que tenemos un panorama de más mesas: 27 a favor del Partido Obrero y 6 por la 257, también en forma separada.
La sola constatación de la separación de los votos nos dice, más allá de otras distorsiones que se pudieron producir y hasta de la confusión política que pudieron provocar, que el cómputo final nos disminuye entre el 50 y el 70% de la votación que suman las dos listas, o sea que el resultado final oscilaría entre los 110 mil y los 140 mil votos.
Esto también se puede constatar, tomada de conjunto la provincia, simplemente si comparamos los votos a diputado provincial con el voto que obtuvimos a concejales. A los cargos provinciales, logramos un total de 51.478 votos en toda la provincia y a concejales de 53.350. Es decir, estamos en presencia de una discrepancia de menos de 2.000 votos y en términos porcentuales de apenas el 4 por ciento. Quiere decir, que no hay un corte de boleta entre diputados provinciales y concejales. El que votó al Partido Obrero en el ámbito municipal, nos votó a nivel provincial y por lo tanto, hay una razón fundada para sostener que estaba dispuesto a votar también por el Partido Obrero a nivel nacional.
Un compañero del Partido de San Isidro relató que se encontró inmediatamente después de los comicios con simpatizantes que nos votaron. Pero lo habían hecho sólo a la boleta 14, desconocían la existencia de la 257. Esta anécdota se da también a la inversa.
Inferioridad material
Está irregularidad en nuestra presentación electoral nos colocó en inferioridad de condiciones materiales frente a nuestros adversarios políticos. Sin estas distorsiones habríamos obtenido la votación que nos asignaban las encuestas –que no habían registrado, sin embargo, ninguna votación significativa para el resto de la izquierda.
No se nos escapa que la mayoría de los trabajadores quedó atrapada, políticamente, por los partidos y coaliciones patronales. Incluso activistas y luchadores avanzados y combativos fueron absorbidos por los tres bloques patronales y, en menor medida, por Sabbatella, una rueda auxiliar del capital (mereció la tapa de The Wall Street por su gestión municipal). Pero la arbitrariedad político-judicial nos impidió registrar en números la tenaz lucha librada por el Partido Obrero y las simpatías y adhesiones que recogimos, incluso un nuevo reclutamiento. El resultado político de nuestra campaña electoral es objetivo e irreversible – no puede ser desbaratado por las maniobras de los punteros de la justicia.
Pablo Heller